Es un testimonio vivo de la historia de Marruecos y de la evolución de su civilización a través de los tiempos. Su clasificación como monumento histórico en 1920 y su inscripción como patrimonio mundial de la UNESCO en 2012 subrayan su valor universal excepcional.
Compuesto por una ciudad antigua, una necrópolis meriní y rodeado por una muralla meriní de 1 kilómetro de largo, este sitio se extiende sobre una superficie de 7 hectáreas.