La Historia

El yacimiento de Chellah también presenta un notable interés histórico por su hipotético paso fenicio antes de la época romana.
Aunque algunos investigadores han expresado dudas sobre la ausencia de objetos fenicios descubiertos allí, otros expertos siguen apoyando la presencia de esta antigua civilización en la región. Dado que los fenicios eran navegantes y comerciantes marítimos, es posible que hubieran explorado Chellah con fines comerciales, de exploración o para establecer puestos comerciales temporales sin dejar rastros tangibles permanentes.
Futuras excavaciones arqueológicas podrían arrojar luz sobre este misterio histórico y enriquecer nuestra comprensión del pasado antiguo de la región.

Durante el período comprendido entre el paso de los fenicios y la llegada de los romanos, Chellah sufrió importantes transformaciones como centro comercial local.
En aquella época, el lugar estaba ocupado por una floreciente ciudad mauritana, cuyos restos revelan una arquitectura elegante y una red comercial bien establecida. La ciudad mauritana de Chellah era un próspero centro comercial que atraía a comerciantes de diferentes regiones del Mediterráneo. Durante las excavaciones arqueológicas más recientes, han surgido descubrimientos de rara importancia, incluido el descubrimiento de restos estrechamente asociados con la época del reinado del rey Ptolomeo.
Este descubrimiento no sólo reveló aspectos nunca antes vistos de la compleja historia, sino que también arrojó luz sobre los estrechos vínculos comerciales entre Chellah y los reinos del norte de África, así como de la cuenca mediterránea.

La época romana en Chellah, que se extiende desde el siglo III a.C. a.C. hasta el siglo V d.C. es una época crucial en la historia de este sitio arqueológico.
Con la llegada de los romanos, la ciudad mauritana quedó integrada bajo su autoridad bajo el nombre de “Sala Colonia”, contribuyendo así a la diversidad y riqueza cultural del lugar a lo largo de su historia.
Los romanos transformaron el lugar construyendo imponentes fortificaciones, termas, templos y viviendas, configurando así un centro vital donde abundaban las actividades comerciales y tuvo una influencia cultural en esta época pasada.
Las excavaciones arqueológicas han revelado un impresionante distrito monumental que incluye varios edificios públicos importantes: tres templos mauritanos, un foro, un capitolio, una basílica, una curia, un ninfeo, un arco triunfal y baños termales.
La época romana dejó a Chellah un valioso patrimonio arqueológico. Los restos e inscripciones latinas de esta época constituyen parte fundamental de este patrimonio arqueológico.
Este período es testigo de la influencia y huella duradera del Imperio Romano en esta región. Estas marcas arquitectónicas y culturales son de gran importancia, escudriñadas y analizadas por arqueólogos e investigadores con el fin de profundizar el conocimiento de la historia de este sitio y de la región circundante.

El período islámico en Chellah, que se extiende desde el siglo XIII al XV, está asociado con la dinastía Marinid, una dinastía amazigh que gobernaba Marruecos en ese momento.
Los meriníes gobernaron Marruecos desde 1269 hasta 1465. Chellah fue un sitio importante para esta dinastía, ya que sirvió como necrópolis real y como lugar para preservar el patrimonio cultural y religioso.
En la era meriní. Los miembros de la dinastía, incluidos sultanes y figuras influyentes, fueron enterrados en ornamentados mausoleos dentro de Chellah.
Los monumentos construidos durante el período meriní en Chellah presentan la arquitectura islámica característica de la época, con arcos apuntados, escrituras cúficas, patrones geométricos y arabescos. Estos elementos dan testimonio de la importancia del arte islámico en la región.
La dinastía Marinid jugó un papel clave en la preservación del patrimonio cultural y religioso de Chellah. Se añadieron a los mausoleos numerosas inscripciones religiosas y artísticas, contribuyendo a la riqueza cultural del sitio.

De la segunda mitad del siglo XIV, Chellah comienza a desaparecer y sólo conserva un recuerdo borroso de la imagen sagrada de los siglos pasados.
Chellah, campo de descanso para los luchadores por la fe, se ha convertido en el cementerio de santos, hombres piadosos y notables, incluso ha sido elevada al rango de La Meca. Además, desde hace mucho tiempo mucha gente pobre acude allí para realizar el tawaf alrededor del mihrab sagrado del pequeño oratorio de la madrasa.
La colina suroeste se convirtió, a partir del siglo XIX, en lugar de morabitos que albergaban los restos mortales de varios santos. Conocidos son Sidi Lahcen al-Imam, Sidi Yahya Ben Younouss cuya cúpula fue construida por el sultán Moulay Abderrahmane Ben Hicham, Sidi Amer al-Masnaoui, Lalla Sanhaja, Lalla Regraga y Lalla Chama. Sobre la biografía de estos santos, el imaginario popular ha forjado un trasfondo de ritos de propiciación y expulsión del mal. De hecho, la gran puerta de Chellah se ha convertido en la de Sidi Yahya.
Desde 1920, el sitio arqueológico de Chellah está clasificado como monumento histórico por el Dahir del 19 de noviembre de 1920.
Desde 2012, el sitio de Chellah es uno de los ocho componentes bajo los cuales la ciudad de Rabat está catalogada como “Rabat, capital moderna y ciudad histórica.”: un patrimonio compartido” en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Recientemente, el sitio arqueológico de Chellah ha sido mejorado gracias a los trabajos de restauración y mejora realizados en el marco del programa Rabat ciudad de la luz, capital marroquí de la cultura (2014-2018), lanzado por Su Majestad el Rey Mohammed VI que Dios le Asista.
En 2023, las excavaciones y prospecciones arqueológicas llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Arqueología y Ciencias del Patrimonio, en la zona situada al este y sureste de la muralla meriní, una zona que permanece desde los años 60 completamente desconocida y que no se ha beneficiado de ningún tipo de intervención. La intervención arqueológica, reveló la extensión y límites de la ciudad árabe-romana de Sala, identificar su sistema defensivo y localizar el antiguo puerto de la ciudad y otros descubrimientos muy importantes e inesperados.